martes, 23 de febrero de 2010

Marilyn Manson: crónica de un concierto 'desnudo'

CIUDAD DE MÉXICO, México, sep. 20, 2007.- Este martes, Marilyn Manson sorprendió al público del Vive Cuervo Salón, en su tercera visita a la ciudad de México, pero no por el escándalo, sino por la ausencia de éste.

Esta vez el reverendo nos dio un espectáculo mucho más sobrio y personal en comparación con sus anteriores visitas, y los recursos propios del “arena concert” estuvieron ausentes.

No sólo eso. En esta ocasión, el artista no lució los característicos vestuarios post-glam, ni los polémicos disfraces papales, ni sus enormes zancos. También faltaron el performance, las bailarinas y sus viejos bandmates. Sin Twigy Ramirez en el bajo, ni Jhonny 5 en la guitarra, los freaks más visibles de la banda brillaron por su ausencia. El frenético cambio de vestuario habitual para el interprete en esta ocasión fue un sobrio pantalón a cuadros y una simple playera negra sin mangas que lució durante todo el concierto.

Este show fue parte de la promoción de su nuevo disco, Eat me Drink me, notoriamente menos “comercial” que los anteriores —lo que sea que eso signifique— o que al menos explora ritmos diferentes de aquéllos a los que nos tenía acostumbrados. El repertorio estuvo bien equilibrado entre los temas del nuevo disco y los éxitos que lo llevaron a la fama.

Fue notoria la cantidad de teléfonos celulares tomando fotos y video, probablemente por que los fans no estaban acostumbrados a tener al reverendo tan cerca, en un escenario de proporciones poco usuales para el músico.

Resulta llamativo el formato de este show, viniendo de un artista que explícitamente ha reconocido el lugar que ocupa el juego constante del uso de símbolos, la provocación visual y la propaganda como parte integral de su arte.

El concierto de ayer fue intimo; se podía ver más a un rockero Bryan Warner que a Marilyn Manson de dimensiones grotescas. Era inevitable recordar la etapa en la que David Bowie dejó a un lado a Ziggy Stardust como concepto y como banda, así como la parafernalia que lo acompañaba, para adoptar un look mucho menos andrógino e impactante para entrar finalmente en otra faceta estética y musical. El mismo Manson ha declarado que la esencia, el núcleo de lo que lo hace un verdadero artista —y no sólo un músico del star system— es el cambio y flujo permanente de su propuesta.

El concierto duró sólo una hora, presumiblemente debido a problemas técnicos en el audio del lugar: en varias ocasiones el interprete expresaba su malestar en el escenario por problemas de audio con su micrófono y después de aproximadamente una hora de concierto hicieron una larga pausa de la cuál no pudieron regresar sino 20 minutos después. Durante esa pausa el ‘Reverendo’ salió al escenario a saludar al público con una lámpara para calmar los ánimos de la gente, para finalmente regresar a cantar un solo tema, el celebérrimo “The Beautiful People” y dar por terminado el concierto.

Tal vez Manson ha reformulado el formato de sus conciertos. Tal vez quiere cambiar el estilo y los argumentos de su música. Tal vez su propuesta estética y ética está en transformación. Pero tal vez sea este sólo un concierto de bajo presupuesto.

De cualquier forma es innegable que Marilyn Manson sigue entregando un aceptable rock duro y que tiene una base estable de seguidores dispuestos a mantener vivo el género del rock contemporáneo, aún después de la cruda que ha dejado el llamado nü metal.

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