miércoles, 10 de marzo de 2010

Antichrist Superstar - Marilyn Manson

-Esta claro que apezar de la edad, Marilyn Manson ya no volvera a ser el Antichrist-DA

Ventajas: Arreglos acertados en temas como "Tourniquet", "The Reflecting God" o "Angel with the scabbed wings"

Desventajas: Su aura de conversión a iconos y mercandotecnia pueril.

No sé si porque realmente el alterego del divino hijo se reencarnó en él o por la buena producción de Trent Reznor y Dave “Rave” Ogilvie, que en este álbum el “Reverendo” transformó acertadamente sus oscuros iconos y dementes impulsos en pulso roquero. La trasgresión como bandera enarbolada en los dieciséis temas compagina el hálito maldito con los palos más acentuados del heavy. El Doom y el Stoner se dosifican el hábiles tratos con el rey de la luz que manifiesta su infinito poder es roces industriales de harcore mefistofélico. Giros de guitarras infrahumanos acompañan a voces maniacas que se despedazas en samples industriales, la locura del pozo de los desesperados se manifiesta en las llantos opacos de su majestad Marilyn Manson.

Machacones riffs y poesía cáustica abren el L.P., “Irresponsible hate anthem” donde lo corrosivo hace querencia del martirio en abrasiva melodía poblada de gritos impíos que por excesivos resultan increíbles. Mezcla de rock industrial y doom domesticado que pintado de loca pretende ser orfebrería de black metal.

Baterías atávicas, gorgoteos de lava, riff sangrante, puro doom en descomposición “The beautiful people”. La inspiración de diablo que nos propone un conocimiento superior, más allá de las apariencias (Eso esperamos todos) y los prejuicios se esconde una pensadilla de caras artificialmente deconstruidas y la proclama de los vicios desnaturalizadores de la realidad.

Astillas infectas se clavan en nuestra cordura “Died up. Lied and dead t he world” la muerte vestida de roja amargura nos invita a su cumpleaños final, profecías de la descomposición se inyectan en nuestro cerebro en forma de brotes industriales de cyberrock. La desesperación de la mentira se pinta con voces que llegan de ultratumba, apenas las guitarras se oyen, es tiempo de desprenderse del cadáver vestido, el nuevo ser plantado crecerá (desaparecerá) para siempre. Secos samples se suceden en amagos de rock vital que terminan despuntando en el nuevo Apocalipsis.

La demencia se materializa en formas femeninas en el corte más elaborado “Tourniquet”, brillantes guitarras orquestan esta siniestra composición tanto en lo formal como en lo que se refiere a su contenido. Estallidos de furia, grotescos im-pass y afortunados riffs nos invitan a esta escena de necrofilia.

Guitarras tañidas desde el fondo del abismo, desde las calderas se abre el fuego de la salvación eterna que inflama nuestro alma desde la boca de Marilyn, “Little horne”. Guitarras calientes, voces desquiciadas rompen en baterías frenéticas y letanías escupidas que nos empujan hacia el abismo del silencio infinito.

Siniestros golpeteos se asocian con el orfeón maldito es al era del Ángel exterminador “Cryptorchid”, voces difuminadas insuflan de épica este extraño tema tan demente como hipnótico. El juego de provocaciones se mide por órganos barrocos que traducen un mensaje apocalíptico en voces transformados por el pliegue existencial.

El doom en crudo resultado de altibajos y giros instrumentales manieristas se une con arreglos industriales que desenfocan la realidad “Demormography”. Riffs hiperbólicos dan paso a gritos inhumanos aprisionados por samples reiterados hasta la extenuación.

Arreglos degenerados en las guitarras plasman el lado más acertado del grupo “Wormboy”, diálogos esquizofrénicos se metabolizan en melodías hipnóticas, seres propios de pesadilla pueblan la realidad; el “mejor viaje” a las telarañas del alma es como un mal trago de ponzoñoso veneno. Cambios ingrávidos de sintonía de la locura a la realidad se palpan en cortantes saltos, desquiciantes tañidos y coros infernales. Cuando creas que todo ha acabado verás que no ha hecho más que empezar.

Desde el silencio absoluto crece una voz desterrada que exige su regreso “Mister superstar”, cruce de baterías, percusión impropia y gritos inhumanos enmarcan esta desquiciada melodía que escapa a cualquier formulación. Prendida de la voz de Marilyn, sube y baja, se separa del suelo y revienta los oídos a golpes de máquina mientras repiten ya casi sin oxigeno “Hey Mr. Superstar........Superfuck baby”.

Un sacrílego riff se deja acompañar por una batería demoníaca, de su unión late un corazón hecho de jirones de carne sin cicatrizar “Angle with the scabbed wings”, de su pústulas macilentas surge un ritmo febril. Teclados apasionados orquestan voces que igual chillan que balbucean, pero que de cualquier manera rompen el silencio con una afortunada melodía de puro black metal.

La máquina habla, apenas la oímos pero su letanía no escapa a nuestra sensatez “Kiderfeld”. Samples dislocados se alían con voces demudadas , el rock más irreverente se somete a las voces fingidas de Marilyn que prescinde aquí de cualquier melodía entregándose al puro juego de provocaciones lascivas.

“Antichrist superstar” es la conjunción de trallazos festivaleros con una voz despojada de toda humanidad que alimenta un riff distorsionado hasta al paranoia. Paroxismo demente que gana adeptos bajo el signo del argamedon. Baterías elípticas que fustigan un coro de almas en pena, guitarras desmadejadas, palabras que hablan y no dicen nada,.......... himno de la perdición. Y ésta se fija en los cuatro dígitos malditos “1996”; gritos escupidos y baterías maniacas inundan de ritmo el delirio destructivo del reverendo, nihilismo de moda que se pone por montera hipersonidos desquiciantes y mensajes apologéticos.

La decadencia de la carne “The minute of decay” atempera las desproporciones de la banda que se sumergen en el lado más siniestro a partir de letárgicas palabras y latigazos de rock visceral que terminan por estallar en un poseso golpeteo de baquetas.

El rock industrial se apodera de su sonido “The reflecting god” haciendo de su capa un sayo plagia todo lo conocido e inaugura el black pasión metal que se desborda por todas partes, chillidos dementes recorren un corte de frenopático que convida a una reflexión que ni ellos mismos se creen. Un poco de Nine Inch Nails y un poco de todo quiere ser climax y se convierte en tortura musical.

“Man that you fear” cierra el disco más acertado de la banda; el tema, una balada esquizoide, es redención de lo patibulario, poesía de lo estrafalario que hace de lo neurótico canción. Eterna demencia que alcanza hasta el corte 99, ¿se confundió de números o hay que darles la vuelta?

No hay comentarios:

Publicar un comentario